martes, 26 de agosto de 2008

Entrando en La Araucanía, Chile



Entramos en Temuco, una ciudad grande, con mucho tráfico y mucho ajetreo, capital de la IX Región.
-¿Dónde se ha ido el verde? ¿Quién lo ha decolorado?

El Llaima llora a lo lejos la ausencia de compañía natural en su ciudad, aunque a sus alrededores todo es belleza natural, obra de la mano del Creador.

Continuamos hacia el sur, vislumbramos a lo lejos el majestuoso volcán Villarrica, extiende altanero su generoso manto blanco, le acompañan bosques y montañas.

El hermoso lago Villarrica con sus playas adornadas con verde intenso de bosque nativo. Entramos en la ciudad del mismo nombre y se nos encoge el corazón, casas cayéndose de viejas, calles mal pavimentadas, rótulos de negocios de colores chillones que afean el entorno, el centro de la ciudad lleno de perros vagabundos, la playa afeada por la basura, bolsas de plástico y botellas por doquier. Las aves y los peces lloran el abandono en que se encuentran. Hay pocos basureros y los pocos que hay se caen destartalados.


Villarrica es un lugar maravilloso que podría tener un futuro muy halagüeño, si se sientan unas bases sólidas para atraer al turismo de calidad.
En la calle que comunica con Pucón hay una serie de casuchas que se caen de viejas y de mal cuidadas, las veredas, aceras, en muy mal estado y el ambiente en otoño-invierno con una contaminación por humos increíble.
Seguimos la marcha hacia Pucón y ya se nos alegra el corazón. El bosque nos acompaña en todo el trayecto, a veces el lago asoma su linda cara sonriente, puesto que la mano del hombre no ha llegado a posarse en ella.
Entramos a la ciudad y vemos algo diferente: casas de madera bien construidas, bien cuidadas, con los rótulos de madera de los negocios que da gusto observarlos, las calles limpias, la playa impecable, con un muelle donde se cobijan varias embarcaciones de recreo.
El verde intenso de los bosques pinta la orilla del lago Villarica, el cual llega desde la ciudad del mismo nombre hasta Pucón. Desde la Poza se puede observar un precioso panorama con el volcán Villarrica al fondo, con bellas montañas que recortan su contorno en el cielo azul, y por la derecha se puede ver la Península, maravilloso paraje que embellecería las costas más bellas de cualquier país del mundo. Bosques, lago, playa, arena, tranquilidad, aire puro: la mano de Dios se puede observar donde quiera que uno mire.
Continuamos por el camino Internacional a Curarrehue. En un maravilloso paseo llegamos a los pies de la Cordillera de los Andes. Se puede continuar por el paso Mamuil Malal, con lo que llegaremos a Argentina, donde el hermoso volcán Lanín nos recibe dándonos la bienvenida.
Desde Villarrica también se puede tomar el camino a Licán Ray. Lindo camino, bordeado por bosque nativo, aunque ya la mano del hombre ha ido disminuyendo la superficie boscosa covirtiéndolo en sitios de agrado, o eriales donde sólo el pasto para las vacas y caballos embellece el paisaje.
Se llega a Licán Ray que está asentado a orillas del lago Calafquén, tan hermoso como el Villarrica, pero aún muy poco contaminado. Desde allí se puede observar los volcanes Villarrica y Lanín.
Se nota que no está muy bien cuidado el pueblo, le falta un toque de calidad en todos los sentidos, pero con esfuerzo y buenos proyectos sería un lugar idílico para vivir y para el turismo.

La playa aún virgen y las montañas que la rodean, esperan la mano de un artista que le sepa dar continuidad a la obra de Dios.Si seguimos el camino hacia Coñaripe, entramos ya en el preludio del cielo. Allí aún no hay contaminación de ningún tipo. Sólo algunas casas nadan contracorriente del maravilloso paisaje.
El lago desde allí es impresionante, grande, tranquilo, dormido aún, como Dios lo pintó. Los bosques que rodean al pueblo, el volcán Villarrica, las termas Geométricas y otras que ofrecen unos baños que renuevan el cuerpo y el espíritu hacen de este lugar un auténtico paraíso.
Playa de arena negra y gruesa, lugar tranquilo y sin explotar, gracias a Dios. La mano del hombre se yergue atosigante, amenazante, con furiosos bríos para depedazarla y convertirla en otra ruina. Ya los precios en estos sitios son desorbitados, ya se piensa en construir, en aprovechar el terreno al máximo, olvidándose de que hay que preservar las maravillas de la Naturaleza que Dios nos ha dado.A unos kilómetros al interior de Coñaripe se encuentra Ecopueblo, lugar maravilloso que la vision de un hombre ideó para preservar la zona, al mismo tiempo que se disfruta de ella.

Dios puso en la mano del hombre este maravilloso regalo, cuidémoslo para nuestro gozo y el de las generaciones venideras.


No hay comentarios: