Hay gente tan tramposa y con tanta falta de valores que se pasa la vida entre engaños y trampas. Cuando se trata de engañar a un familiar es más grave aún.
Hay hijos que engañan a sus padres, algunos les roban hasta dejarlos en la indigencia. También se han dado casos que son los padres que para proteger a sus hijos (?) los dejan sin nada. Esta clase de prácticas también se dan entre hermanos, entre amigos.
¿Qué impulsa a la gente a aprovecharse de los demás no importándole que sean amigos o familiares? El egoísmo del poder, del dinero, de la posición social hace que se pierda la honestidad, la decencia, la honradez. También se han dado casos de llegar hasta el homicidio con tal de apropiarse de los bienes del fenecido.
El ser humano tiene una mente muy compleja, algunas personas no son muy equilibradas, no tienen pautas de conducta con unos límites determinados, no los pueden controlar; por lo tanto, en algún momento actúan de una forma que hasta ellos mismos se asombran de lo que hicieron una vez vueltos a la calma, a la conciencia.
Otros lo hacen con premeditación y alevosía. En estos casos ya llevan el mal en la sangre, en su mente perversa, también pueden ser atavismos.
Nos podemos preguntar, ¿hay alguna justificación para que una persona robe o engañe a otra? Tal vez por conseguir alimento para su supervivencia o la de sus hijos o por evitar un mal mayor. En ese caso hay un choque frontal entre la ética y la necesdad.
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