Nuevo terremoto. Me recuerda el de Chile y sus efectos psicológicos.
Eran las 03.15 de la madrugada cuando de repente el edificio comenzó a temblar, primero con suavidad y luego poco a poco se fue incrementando la intensidad hasta llegar a ser horroroso, convirtiéndose en un terremoto de intensidad 9 en la escala de Richter . Me encontraba en un edificio de 20 pisos, con uno más de oficinas y otros tres de estacionamientos. Al momento recordé el pasado terremoto de Chile, el 27 de febrero de este año, cuando corrimos despavoridos hacia el jardín desde donde presenciamos sobrecogidos y atónitos cómo la casa se bamboleaba como si fuese de varillas de junco, o de coligües, y cómo los árboles bailaban al son de la silenciosa música y del ritmo que le proponía el terrorífico sismo, tanto tiempo que parecía que jamás iba a terminar. Pensábamos que aquél sería el último día de nuestra existencia, nos despedimos mentalmente de nuestros seres queridos que se encontraban alejados y pedimos a Dios por nosotros y por todos los que se encontraban en tan peligrosa situación. Pero el terremoto de hoy, en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, encontrándome en un edificio de unos 80 m de altura, con las mismas sacudidas en intensidad y tiempo, el sentimiento fue muy distinto, mucho más angustiados por la altura y el material de la construcción. Nos intentamos arrimar a las paredes que se resquebrajaban poco a poco, pero luego grité a mis hijos que nos pretegiéramos bajo el marco de la puerta de la vivienda. Pero de pronto se incendió la lámpara de la sala, y ésta era la única luz que nos permitía ver la dimensión exacta del efecto del terremoto que azotaba la ciudad. Intentamos apagarla, pero pronto percibimos que el incendio no se propagaría por la vivienda, por lo que decidimos dejarla para poder alumbrarnos. Miramos hacia el exterior y vimos cómo se movían los edificios próximos al nuestro, lo hacían como si fuesen de madera. Caían cascotes muy cerca de la gente que abandonaba a toda prisa la zona. Unos corrían a pie, otros se apresuraban alejándose en sus coches. El sismo no paraba, nos preguntábamos angustiados que cuánto tiempo más duraría. Apenas nos podíamos mantener erguidos de tan violentos que eran los temblores. Todo mi cuerpo bailaba a un ritmo frenético, no podía parar. Fue tanto lo que me movía que me desperté y me percaté que me encontraba durmiendo en un autobús que hacía el trayecto desde Santiago de Chile, por la Ruta 5 Sur o Panamericana, hasta La Araucanía. Los intensos movimientos que había sentido eran los producidos por las ruedas del vehículo al pasar por encima de las irregularidades de la carretera.
Este sueño me hace recordar el terrible terremoto que sufrimos en Chile, el 27 de febrero de 2010, y los efectos psicológicos que nos produjo y que quedarán en nuestro subconsciente el resto de nuestras vidas.
Autor: Juan Antonio Quintana
Foto tomada de Google
Autor: Juan Antonio Quintana
Foto tomada de Google
10 comentarios:
♥
Son comprensibles esos efectos psicológicos. Son situaciones dramáticas inolvidables.
Un salud♥
Terrible experiencia, cuando leía tu post buscaba en mi cabeza un nuevo sismo. Realmente aterrados. Dios quiera que puedas superarlo, besos tía Elsa.
A medida que te leía me vino algo muy fuerte tanto en mi cuerpo como en mi cuerpo emocional...
Ya escribí sobre cómo me afectó en la personal este terremoto...no pasó nada en casa ni a mi familia....pero las grietas que abrió en mi vida personal, olvidadas, "encementadas" para seguir viviendo, aparecieron, somaticé y pude morir....solo que dije SI, A LA VIDA!
Ay Juan...ha sido muy duro amigo!
un abrazo,
Ali
Juan Antonio que susto, gracias a Dios solo fue un sueño, pero por lo que veo muy vívido. Cuando uno vive momentos así, quedan grabados en el subconsciente.
Besitos,
Gracias a Dios, fus un sueño.
Creo que luego de vivir semejante experiencia, quedan en nuestra mente los resabios y son las pasadillas que cada tanto nos hacen revivir tan dramatica situación.
mariarosa.
Son vivencias que te marcan mucho tiempo, y los sueños parecen verdaderos. Afortunadamente lo puedes contar. Abrazos
A pesar de las secuelas sicológicas, es admirable la capacidad de recuperación del pueblo chileno, demostrada ante las repetidas adversidades que supera.
Abrazos,
Que bien describiste tu sueño parecia real.
Que miedo me dan los terremotos. Acá en Portugal también ya sentí algunos pero ninguno como ocurrio en Chile.
Quice enviarte un correo pero dio error.
Un beso
Flor
Ayyyyy, Juan, me asustaste! Mi Dios! Siempre charlamos con Ali respecto de los efectos que les ha dejado el terremoto. Los comprendo. Ya me parecía raro que Canarias hubiera un terremoto!
Un fuerte abrazo para ti, Juan.
Los terremotos...
Invaden la tierra sin compasión, alteran toda vida sin saber.
Efectos grandes revolucionan todo ser.
Unos mueren.
Otros viven.
Otros sobreviven.
Otros entienden la razón.
Grácias.
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