Una nube cruzó por mi mente
nubló mi vista
ensombreció mi alma
hizo llorar a mi corazón.
Todo era negro
mis pasos eran pesados
mi vista dirigida al suelo
mi alma se desangraba de dolor.
Quería huir de la hecatombe
en que se había convertido mi vida
necesitaba verla desde otra perspectiva
nubló mi vista
ensombreció mi alma
hizo llorar a mi corazón.
Todo era negro
mis pasos eran pesados
mi vista dirigida al suelo
mi alma se desangraba de dolor.
Quería huir de la hecatombe
en que se había convertido mi vida
necesitaba verla desde otra perspectiva
y encontrar la nube blanca de la esperanza.
Tomé mi mochila
con mi cantimplora
y mi libro de meditación
y me dirigí hacia las montañas.
Era un crudo invierno
necesitaba respirar en profundidad
el aire puro de la Naturaleza
y escuchar su palpitar.
Caminé por valles y montañas
hasta llegar a la cordillera.
Nevaba copiosamente
los árboles nevados y las aves me daban su energía.
Pero poco a poco me quedaba sin fuerzas
me costaba caminar y respirar
aunque continuaba, aun arrastrándome.
¿Hacia dónde me dirigía y con qué fin?
Me daba ánimo, no podía claudicar
ante las dificultades
musitaba la canción del peregrino:
“Señor mío y Dios mío, ten misericordia de mí”.
Llegó el temido momento en que mis pies no respondían
pero mi alma estaba en contacto con Dios
y con todas las fuerzas de la Naturaleza
y no podía cerrar los ojos del alma.
Mi respiración se hacía cada vez más débil
sólo las aves me acariciaban la cara
para que no perdiera la conciencia.
No claudicaré. No, no, no. Jamás lo haré.
Pero mis ojos no obedecieron. ¡Y fue el fin!
Tomé mi mochila
con mi cantimplora
y mi libro de meditación
y me dirigí hacia las montañas.
Era un crudo invierno
necesitaba respirar en profundidad
el aire puro de la Naturaleza
y escuchar su palpitar.
Caminé por valles y montañas
hasta llegar a la cordillera.
Nevaba copiosamente
los árboles nevados y las aves me daban su energía.
Pero poco a poco me quedaba sin fuerzas
me costaba caminar y respirar
aunque continuaba, aun arrastrándome.
¿Hacia dónde me dirigía y con qué fin?
Me daba ánimo, no podía claudicar
ante las dificultades
musitaba la canción del peregrino:
“Señor mío y Dios mío, ten misericordia de mí”.
Llegó el temido momento en que mis pies no respondían
pero mi alma estaba en contacto con Dios
y con todas las fuerzas de la Naturaleza
y no podía cerrar los ojos del alma.
Mi respiración se hacía cada vez más débil
sólo las aves me acariciaban la cara
para que no perdiera la conciencia.
No claudicaré. No, no, no. Jamás lo haré.
Pero mis ojos no obedecieron. ¡Y fue el fin!
.
.
No se asuste, Señor, me musitó un luminoso ser
que sonriente me acompañaba.
Ante mi mirada atónita, me dijo:
Lleva usted una semana delirando
hablando con el Padre
y con todos sus antepasados.
¿Y usted quién es?- le pregunté.
Yo soy su ángel de la guarda
que desde pequeño le he cuidado
y lo seguiré haciendo hasta el fin.
Vuelva a su senda
piense que usted es muy valioso
y que tiene una importante misión.
Dé el inmenso amor que anida en su corazón
No se asuste, Señor, me musitó un luminoso ser
que sonriente me acompañaba.
Ante mi mirada atónita, me dijo:
Lleva usted una semana delirando
hablando con el Padre
y con todos sus antepasados.
¿Y usted quién es?- le pregunté.
Yo soy su ángel de la guarda
que desde pequeño le he cuidado
y lo seguiré haciendo hasta el fin.
Vuelva a su senda
piense que usted es muy valioso
y que tiene una importante misión.
Dé el inmenso amor que anida en su corazón
y le hablará la luz del cielo, del mar y la sonrisa de su gente.
.
Dedicado a todos los que se encuentran en una situación desesperada para que no olviden que Dios y la inmensa fe en ellos mismos les harán encontrar una salida. A veces se ve todo tan negro que quisiéramos abandonar la lucha, pero la fe mueve montañas. Y ustedes lo conseguirán.
.
Fotos Juan Antonio
.
(Cordillera de los Andes)
13 comentarios:
♥
Muy bonito e inspirador. Las montañas son sitios ideales para hacer volar el alma.
Salud♥s
Juan...me has hecho emocionar con este texto. Gracias.
Recuerdo que de pequeña tenía un pequeño cuadro del Ángel de la Guarda, y lo tomaba para decir la oración, Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares, ni de noche ni de día, y me sentía tan segura...
Muy bellas fotos.
Un beso, amigo.
Precioso mensaje Juan Antonio, y sobre todo muy esperanzador. Dios está siempre junto a nosotros y en muchas ocasiones incluso nos lleva en sus brazos, pero aún así no lo sentimos.
Me encantó este escrito, es de gran ayuda.
Besitos,
Vuelo contigo, querido poeta hacia ese ángel protector que sé que no me abandona.
Abrazos,
Asì es buen amigo...
Dios no sólo está al final del camino
sino que ciertamente
siempre caminò a tu lado...
paz&amor
isaac
Nada te turbe
nada te espante.
Todo pasa.
Dios no se muda
La paciencia
todo lo alcanza.
Sólo Dios basta
Bello Juan!!
Hola Juan no sabés cuánto bien me ha hecho leerte, leer un texto que tanto nos identifica en algunos momentos de nuestra vida...
Gracias muchas gracias, lo necesitaba y aquí estaba!
Un abrazo
Estimado amigo: ¡Que mensaje de esperanza! venir a tu sitio es como abrir una ventana y aspirar el aire fresco que viene de la montaña.
Gracias por dejarme esas notas tan hermosas en mi blog.
Bendiciones para tí.
Mónica.
:.) que lindas palabras para nuestros ángeles de la guarda!
las fotos maravillosas!
Gracias por compartirlas.
Un beso
Ayy, Juan, pero qué cosa más bella!
Me he quedado muda. No tengo palabras para decirte más que bello tu escrito.
Feliz domingo para ti.
BACI, STEKI.
ola Juan!
estamos sempre procurando uma saída. Deus seja por todos nós. Amém
Un abrazo
KAROL
Y por supuesto tú también :))
Un cariñoso abrazo lleno de certeza y de amor...
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